lunes, 8 de diciembre de 2008

Conectando la fuerza con el corazón

Víctima de victimarios. Tirana de algunas víctimas. Despojos desmembrados y quejumbrosos de odios reafirmados y amores inconclusos.
Desbordes de gritos y llantos; exacerbaciones de poder. Revueltos por fuera y por dentro. Asco en los pies. Golpes frenéticos, arrítmicos y ensordecedores. Voces que claman perdón. Imposiciones de poder y hostigación. Acuses de recibo. Insinuaciones de placer.

Tirana que comanda vidas ajenas y se descubre como víctima. Máscaras de machaque que intercambian roles como tapaderas de fracasos no asumidos ni resueltos.
Pantallas de proyecciones, con y sin permiso. Espejos que proyectan claramente mi imagen en sus rostros. Antiespejos que rebotan mi accionar, que me impactan y revuelven mis tripas provocándome espasmos.
Artilugios enmascarados que el ego del poder sobreactúa en escena. Entrañas que se escupen por la boca dejándome sin voz.

Y otra vez…
Gritos desgarradores y alaridos quejumbrosos, que esta vez no me ensordecen. Descargas alarmantes y rayos que en el cielo de una noche tormentosa no quebrantan mi silencio y mi quietud. Sorpresivamente permanezco serena, conectada con mi centro, atenta… y en paz.
Sollozos y bramidos que responden al estruendo de unos disparos. Nada puede amedrentarme. NI el propio miedo.
Entera, íntegra, reteniendo mis piernas, cobijada, permanezco en armonía.

Deslumbrada por la fuerza de un poder que nace, que brota de la misma raíz.
De pie sobre un dibujo… representación gráfica que menea mis cabellos al viento, que huele aromas de mar y que observa verdes resplandecientes iluminados por el fulgor del sol que yacen revolcados entre cumbres y lomadas. Luces y claroscuros.
Papel que ahora yace bajo mis pies, que protejo e impido romper y que me invita a saltar sobre él sin hacerle el menor daño; papel que aún conservo hecho un bollo como souvenir de aquel encuentro. Cómo romperlo si la fuerza del poder se entrelaza con mi amor.



Orgullo, soberbia, omnipotencia… aplastados por una dulzura amorosa y compasiva… ¿Cómo comprender semejante atropello? ¿Sería posible explicarlo con la inmensidad del amor?
Caricias del amor que amilanan mi poder, que lo endulzan, que lo arrullan, que lo envuelven, lo transforman.

Al desnudo en cuerpo y alma…
¿Purificar nuestros pecados? ¿Dónde se ha visto? De risa. De qué pecados nos hablas, si he sido libre como un pájaro. Si despliego mis alas al viento y planeo danzando entre otros budas, y la danza me energiza, nos transforma, me libera de los resabios dejos de tabúes y prejuicios tardíos, de moralinas hoy desdibujadas, que se difuminan con las partículas del aire.
Y soy danza. Y Soy Celebración. Y soy Dicha.
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