miércoles, 22 de octubre de 2008

AUTOESTIMA Y RELACIONES

Relaciones… relaciones con el poder, con el dinero, con la fuerza y el esfuerzo; relaciones con los que amamos y con los que ni siquiera advierten nuestra presencia; relaciones con el sabor de nuestros platos predilectos, o con nuestros sinsabores; con nuestros sueños, las pasiones, los placeres, las fantasías; relaciones con nuestros fantasmas, con nuestro niño oculto y expectante, con nuestras huidas, resistencias y encuentros, y hasta con nuestros muertos; relaciones con la inmensidad del cosmos, con la madre natura, con la simpleza y la complejidad de la vida. Con uno mismo.
Relaciones férreas, frágiles, intensas, superficiales, marcadas, sublimes, físicas, espirituales, vulnerables, prepotentes, prudentes, careteadas, críticas, aparentes, sensibles, emocionales o sentimentales, narcisistas, emblemáticas, holgazanas, enfermizas…
Relaciones que potencian o desarman, relaciones que te encierran o liberan, relaciones que te encubren o te muestran, … que comparas, que machacas, que te atan, que te encubren, que te excitan… en etapas, repentinas, desgajadas, abruptas… relaciones que te calan y te sellan hasta lo más profundo del ser, y que te hacen ver lo que no quieres ver.
Y es entonces que buscando ahondas, y encuentras que las piezas desordenadas de un puzzle que realza soltura y coherencia, se hace luz… y reconoces, comprendes y aceptas, e intentas sanar.
Víctimas o victimarios, jueces o acusados, déspotas o sumisos, dirigentes o masificados… todos cargarán su cruz.

Tú eliges, aquí y ahora. O decides vivir o decides morir. O te ahogas en el mar, o respiras caóticamente por ser tú mismo. ¿Qué tal si decides ser tú mismo? Si lanzas por la borda el sobrepeso que cargas sobre tus hombros, los lastres que te arrastrarán al fondo.
¡Qué andar más pesado y agobiante siendo otro! ¡Estás tratando de ser aquello que los demás quisieron que tú fueras! ¿Qué tal si decides andar más liviano?
Quítate de una vez la máscara del impostor. Qué difícil se hace actuar transformando el personaje, representando actores nuevos, seductores, prepotentes, vanidosos, culpables, narcisos, críticos o envidiosos, hipócritas, abandonados, desaprobados, charlatanes, sumisos, retorcidos, raros, marginados…
¡Qué difícil se me hace! Si te quitas el disfraz, qué liviano será tu andar…
No te condenes a ti mismo. Acéptate tal cual eres… Si evitas las proyecciones y te encuentras cara a cara contigo mismo, despertarás y podrás decirte: “Yo soy el resultado de lo que siento”.
“El amor atrae todo lo que no es amor con el fin de sanar”. Y estás, aquí y ahora, contigo mismo. Dentro o fuera de una caja, y eres tú, no otro, tú. Te observas, te estudias, te gritas, te consuelas… comprendes, aceptas y… perdonas.
Dice Osho: No se te permite ser tú mismo. La sociedad moldea al individuo conforme a un particular patrón establecido. Eso significa represión. De esta forma es cómo la sociedad te culturiza, te cultiva, te condiciona. Esta represión tiene muchas implicaciones. Nunca podrás estar en paz porque a tu parte principal no se la deja existir; ni siquiera se le permite ser consciente. La mayor parte de ti mismo está en la esclavitud. No te condenes a ti mismo. Acéptate tal cual eres, ya que tu autocondena sólo creará división. Te aconsejan: "Reprime tu locura. No la permitas expresarse; si no, te volverás loco". Yo te digo que la dejes expresarse. Ese es el único camino hacia la cordura. ¡Libérala! Dentro de ti se volverá venenosa. Échala fuera, expúlsala por completo de tu ser. Eso es catarsis. Una catarsis que deberá ser abordada muy sistemática y metódicamente, ya que te estás volviendo loco con un método... "conscientemente loco".
“Te darás cuenta que aunque tu celda sea de primera clase… aunque las cadenas sean transparentes y no pesen demasiado comparándolas con las de otros; aunque sea una prisión que aparentemente tú elegiste; aunque compartas la celda con aquellos a los que más quieres… Aunque tú no quieras saberlo… Estás preso.
Nunca entraste en tu prisión, no es tu responsabilidad. Naciste allí y te ordenaron quedarte cuando todavía no eras consciente… Te acondicionaron para que estudiaras, trabajaras, te enamoraras y casaras dentro de la prisión.
Te entrenaron y te hipnotizaron para que no pudieras ver los barrotes. Te condicionaron para que creas que allí estás protegido. Te dijeron que después de todo es lo mejor a lo que tú puedes aspirar.
Y el día que te enteres donde estás, los de adentro te dirán que es mentira. Y te dirán que la verdadera cárcel está afuera de esos muros. Y llorarán al cielo echando maldiciones para todos los que han intentado mostrarte otra verdad.
Y te dirán que la libertad no existe y que afuera es el infierno.
Te mostrarán que allí dentro puedes realmente tener todo lo que desees (menos libertad, claro).
Tratarán de seducirte con premios y aplausos para que quieras quedarte.
Te ofrecerán dinero, sexo, y lujos, condiciones “especiales” porque –te dirán- tú eres especial.
Y para impedir que te vayas, te amenazarán con castigo y tortura si no aceptas su oferta.
Y si de todas maneras te vas… quiero que sepas, saldrán a buscarte. Porque afuera tú eres la amenaza.
Vendrán a por ti para llevarte de regreso o para mostrarles tu cadáver y que crean que la vida afuera es imposible.
Pero no desesperes, no te asustes… una vez libre, si tú no quieres, nadie puede encerrarte.”
Quizá los hijos de nuestros hijos nazcan en libertad gracias a nuestra búsqueda; no serán mutilados ni sujetados a ningún tutor que los ate a un listón inerte.
Ser nosotros mismos es despojarnos de toda simulación y de toda pretensión. Es una ineludible honestidad respecto de nuestro propio ser, nuestra propia situación y nuestra propia verdad, aquí y ahora.
Dedicado a cada uno de los budas que han tenido la valentía de enfrentarse a sus propios fantasmas, despertando al ser bello que llevan en su interior. Para nosotros y para cada uno de aquellos que se hallan en el camino de la sanación o aún no han encontrado la salida. Para los que quieren gritar y anudan su voz; para los que desean romper ataduras o cadenas; para los que han decidido retomar las riendas de su propia vida. “Si el grito es total, todo tu ser estallará en él. Exprésate llorando, bailando gritando, gimiendo, saltando, riendo, como un loco”.
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